El Fondo Amazonia dejará de recibir 30 millones. El ministro noruego afirma que el Gobierno de Bolsonaro no cumple el acuerdo de preservación ambiental
La política mediambiental del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, empieza a pasar factura a los proyectos de conservación del Amazonas, a la par que a agriar las relaciones internacionales. Noruega ha anunciado este jueves que, al igual que Alemania, también bloqueará ayudas para la lucha contra la deforestación del pulmón del planeta, por un importe de 30 millones de euros (33 millones de dólares). Bolsonaro ha respondido, de forma no muy diplomática, a ambos países. “Tengo un mensaje para la querida Angela Merkel: coge tu pasta y reforesta Alemania. Lo necesitáis mucho más allí que aquí”, dijo el miércoles a la prensa brasileña. “¿No es Noruega la que mata ballenas en el Polo Norte? (…) Coged el dinero e id a ayudar a Merkel a reforestar Alemania”, añadió un día después.
El ministro del Clima y del Medio Ambiente del país escandinavo, Ola Elvestuen, había anunciado que suspendía la aportación al Fondo Amazonia correspondiente a 2018, en una entrevista publicada este jueves en el periódico noruego Dagens Naeringsliv. La razón, que Brasil ha roto el acuerdo firmado con Noruega y Alemania al cambiar unilateralmente el cuerpo directivo del Fondo y cancelar el comité técnico que selecciona los proyectos a financiar, lo que en la práctica supone su bloqueo. “No podían hacerlo sin nuestro consentimiento. Lo que ha hecho Brasil demuestra que ya no quieren detener la deforestación”, afirmó
Noruega y Alemania son los dos países que, junto a la petrolera estatal Petrobras, aportan dinero a este mecanismo que, desde su creación en 2008, ha financiado 103 proyectos para la preservación de un ecosistema vital para contener el calentamiento global. Noruega es, de lejos, el mayor donante, con cerca de 1.200 millones (el 94%), seguida por Alemania, con 68 millones (el 5%). Desde hace unos meses, representantes de ambos países negociaban con el Gobierno del presidente ultraderechista ante su intención de realizar cambios en la gestión del Fondo, administrado por un banco público brasileño, el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES).
La ministra de Medio Ambiente germana, Svenja Schulze, anunció el sábado pasado al diario alemán Tagesspiegel la congelación de 35 millones en ayudas destinadas a nuevos proyectos de conservación de la selva y programas de biodiversidad, aunque fuera del Fondo Amazonia, que depende de otro ministerio, el de Cooperación y Desarrollo. “Las políticas del Gobierno brasileño en el Amazonas despiertan dudas sobre si aún están persiguiendo el objetivo de reducir de forma sostenida la tasa de deforestación”, declaró la ministra. “Necesitamos esa certeza antes de continuar con la cooperación”. Ante esta decisión, Bolsonaro había acusado a Alemania de querer “comprar la Amazonia a plazos”.
Desde 2008 hasta este año, este ministerio ha destinado 95 millones a varios programas bilaterales con Brasil, país que alberga el 60% de la selva tropical. “El apoyo de los socios políticos a los proyectos es un prerrequisito para la cooperación”, añade Medio Ambiente en un comunicado. “En la situación actual, existen al menos dudas razonables” sobre ello. El departamento explica que, por el momento, no se financiará ningún proyecto nuevo y que los que ya están en marcha se revisarán para determinar “si sus objetivos se pueden alcanzar en las condiciones actuales”.
No solo eso. La ministra de Medio Ambiente cree que “las contribuciones de Alemania al Fondo Amazonia deben ser ahora revisadas”. Para ello, “el Ministerio quiere coordinar la decisión sobre cómo proceder con los otros donantes y ya ha empezado este proceso”.
La decisión de Noruega y Alemania supone un nuevo golpe para Bolsonaro en relación a sus políticas de lucha contra la deforestación. Datos de principios de agosto señalan que en los últimos 12 meses (hasta el 31 de julio), la Amazonia perdió 5.879 kilómetros cuadrados, un 40% más que un año antes. El presidente negó los datos y generó una crisis con su propio equipo de Gobierno, que culminó con la destitución de Ricardo Galvão, director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), organismo responsable de las mediciones.